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Enfermedades oculares


   01/03/2022


¿Qué es el infarto ocular?





Un infarto ocular es lo que ocurre cuando un émbolo se desprende de las cavidades del corazón y a través del torrente sanguíneo llega hasta la arteria oftálmica y tapa de forma total o parcial el paso de la sangre en las venas y arterias que se encuentran en la retina.

 

Las venas y arterias oculares son más estrechas, por este motivo el riesgo de sufrir un taponamiento es mucho mayor.

 

Al taponarse la arteria central de la retina se produce una pérdida de la vista de forma súbita, que muchas veces puede no producir dolor. La pérdida de visión de forma repentina es siempre un motivo urgente para acudir al médico, ya que si no se trata con rapidez los daños pueden ser irreversibles.

 

En muchos casos el tratamiento consiste en realizar un masaje para mover el coágulo, en otros casos es necesario utilizar fármacos. Esto lo definirá el especialista tras realizar un diagnostico apropiado.

 

Sigue leyendo si te interesa saber más sobre esta condición visual y qué posibilidades de tratamiento existen. 

 

 

Causas de los infartos oculares

 

La hipertensión y la arteriosclerosis son los principales factores de riesgo de sufrir un infarto ocular.

 

También inciden en la aparición de un infarto ocular, diversas patologías inflamatorias, las anomalías de coagulación y la presión intraocular alta, ya que se comprimen las venas a causa de la tensión permanente.

 

Es importante controlar estos factores de riesgo cardiovascular. Mantener una alimentación balanceada y realizar actividad física de manera constante es clave para evitar la hipertensión arterial.

 

Tipos de infartos oculares

 

Obstrucción de la arteria central de la retina

 

Cuando se produce una obstrucción de la arteria central de la retina, entorpece la circulación retiniana a nivel de la arteria principal que la nutre. Ésto sucede como consecuencia del impacto de un émbolo procedente del corazón o de las arterias carótidas.

 

El paciente presente una pérdida de visión súbita e intensa. El pronóstico visual es negativo, y sólo hay una leve posibilidad de recuperación visual si se acude al oftalmólogo antes de transcurrida una hora.

 

Trombosis de la vena central de la retina

 

Cuando hablamos de trombosis de la vena central de la retina o de alguna de sus ramas, nos referimos a la obstrucción del drenaje ocular.

 

El paciente puede presentar pérdidas de visión o percibir sombras fijas (escotomas) en el campo visual. Si se afecta la vena central de la retina la afectación será mayor. Al realizar una exploración de fondo de ojo se detecta dilatación de las venas de la retina y hemorragias superficiales extensas.

 

Neuropatía óptica isquémica anterior

 

Cuando se produce un infarto del nervio óptico a nivel de su entrada en el globo ocular, se conoce como neuropatía óptica isquémica anterior.

 

Produce una pérdida de visión difusa en la parte superior o inferior del campo visual. En ocasiones se asocia a la arteritis de células gigantes, en la que se inflaman diferentes vasos. Es necesario realizar urgentemente una analítica con el fin de descartar la presencia de esta enfermedad. En caso de manifestarse debe ser tratada rápidamente con corticoides intravenosos.

 

Sin embargo, la mayoría de los casos de neuropatía óptica isquémica anterior no están asociados a arteritis de células gigantes, sino que aparecen originados por una bajada transitoria de tensión arterial, en pacientes con un nervio óptico vulnerable o de riesgo.

 

Síntomas de los infartos oculares

 

Muchos pacientes no manifiestan síntomas de lesión en la retina, pero existen algunas señales comunes:

 

  • Pérdida súbita de la visión en un solo ojo. En algunos casos puede producirse en ambos.
  • Ver manchas, hormigas o arañas que descienden de forma constante. Pueden ser de diversos colores, principalmente blancas.
  • Reducción de la visión. Por ejemplo, ver únicamente la mitad del campo visual.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Enrojecimiento del ojo.
  • Inflamación del globo ocular.
  • Visión borrosa.
  • La luz produce molestias incluso utilizando gafas oscuras.
  • Desprendimiento de la retina.
  • Derrames sanguíneos en los ojos.

 

Tratamientos del infarto ocular

 

El tratamiento dependerá del tipo de infarto ocular que sufra el paciente.

 

Tratamiento en la obstrucción de la arteria central de la retina

 

Los tratamientos en esta caso intentan desplazar el émbolo, pero la efectividad es frecuentemente baja y la pérdida visual es permanente.

 

En los pacientes que sufren este tipo de infarto ocular es importante llevar a cabo un estudio sistémico con el fin de determinar el origen del émbolo, ya que podrían verse afectados otros órganos, como el corazón y el cerebro.

 

Tratamiento en la trombosis de la vena central de la retina

 

No hay un tratamiento seguro para conseguir disolver el trombo. Así que el tratamiento está orientado a las complicaciones.

 

Si se acumula líquido a nivel de la zona central de la retina, se pueden administrar tratamientos intravítreos de corticoides que reducen la extravasación y la presencia de líquido.

 

El efecto de estos medicamentos es transitorio y normalmente es necesario aplicar inyecciones repetidas, pero es posible conservar una buena función visual en la mayoría de los casos.

 

La trombosis puede conducir a la formación de vasos nuevos anormales, en este caso pueden tratarse con láser de aquellas zonas de la retina a las que no les llegue correctamente el flujo sanguíneo.

 

La Dra. Patricia Devesa, de la Unidad de Retina y Mácula de Oftalvist, nos explica en este vídeo cómo se realizan los tratamientos intravítreos:

 

 

Tratamiento en la neuropatía óptica isquémica anterior

 

En estos casos, no hay un tratamiento específico. Es necesario estudiar y controlar la tensión arterial, glucosa y colesterol (factores de riesgo cardiovascular), especialmente evitando la hipotensión arterial nocturna.

 

La pérdida visual en este tipo de infarto ocular puede mejorar a lo largo de los dos meses posteriores del episodio, pero gran parte de los casos la mejoría es limitada.

 

Secuelas del infarto ocular

 

No tener un control adecuado de la tensión arterial, los niveles de glucosa y de colesterol,  puede producir, además de riesgo de infarto, el bloqueo de las venas o arterias de la retina. Este bloqueo puede provocar ceguera irreversible y repentina en la mayoría de los casos.

 

Prevención del infarto ocular

 

Prevenir el infarto ocular depende del control del riesgo cardiovascular.  En algunas personas la tendencia a sufrir este tipo de problemas es mayor, a causa de una predisposición genética.

 

Llevando una dieta sana y practicando deportes habitualmente todas las personas pueden prevenir o mejorar el riesgo cardiovascular.

 

En definitiva, una vida saludable puede ayudarnos a prevenir un infarto ocular. Es imprescindible acudir de urgencia al oftalmólogo cuando se presenta una pérdida de visión repentina. Este especialista puede diagnosticar correctamente el problema que la ocasiona y aplicar el tratamiento idóneo en miras a la recuperación del paciente.

 

Artículo elaborado por Más que médicos



Fuentes:

ElPaís: Infarto ocular: este es el primer síntoma que advierte sobre esta enfermedad.



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